Plastificadora Ibico Laminator ML-9

Hay objetos que, sin hacer ruido, se convierten en parte del paisaje cotidiano. No destacan por su diseño ni por sus prestaciones revolucionarias, pero están ahí, firmes, constantes, como testigos mudos del paso de los años. En la sala de profesores de un instituto de la comarca de Sierra de Gata, hay uno de esos objetos: la Ibico Laminator ML-9. Una plastificadora de la compañía suiza Ibico que, desde 1997, ha cumplido con su cometido sin una sola queja, sin una sola avería. Veintiocho años de servicio impecable. Y sigue.

La Ibico no tiene luces LED, ni pantalla digital, ni modos inteligentes. Su mecanismo es tan sencillo que parece sacado de otra época, y quizás por eso ha sobrevivido a varias leyes educativas. En un mundo donde los aparatos parecen diseñados para fallar justo después de que expire la garantía, esta plastificadora se mantiene firme, como una especie de resistencia silenciosa contra la obsolescencia programada.

En el instituto, todos la conocen. No hay docente que no haya pasado alguna vez por ella: para plastificar una ficha, un cartel, una portada de trabajo. Los profesores de plástica y dibujo son sus usuarios más fieles, pero también los de lengua, historia, matemáticas… Incluso los alumnos, en momentos de apuro, han acudido a ella como quien recurre a una vieja amiga que nunca falla.

Lo curioso es que la Ibico ha durado más que el propio edificio del instituto. Cuando el centro se trasladó a una nueva sede, hace ya algunos años, la plastificadora hizo el viaje como parte del mobiliario esencial. No hubo debate. Nadie se planteó sustituirla. ¿Para qué? Si sigue funcionando como el primer día. En su nuevo rincón, junto a la fotocopiadora y el archivador de anillas, la Ibico continúa su labor, ajena al paso del tiempo y a las modas tecnológicas.

Su mantenimiento es mínimo: basta con no forzarla, no plastificar cartulinas imposibles, y dejarla enfriar tras una jornada intensa. No tiene piezas que se recalienten ni circuitos que se estropeen. Es, en esencia, una máquina honesta. Y eso, en estos tiempos, es casi una rareza.
Hay quien dice que los objetos no tienen alma, pero yo no estoy tan seguro. Esta plastificadora ha visto pasar generaciones de alumnos, ha sido testigo de jornadas interminables de evaluación, de risas compartidas, de desayunos y de planes de mejora educativa. Ha plastificado diplomas, horarios, murales, y hasta alguna que otra hoja con faltas de ortografía que nadie se atrevió a corregir. Y ahí sigue, como si supiera que su papel no es brillar, sino durar.

Quizás algún día la Ibico Laminator ML-9 deje de funcionar. Quizás un fusible se queme o el rodillo se desgaste. Pero hasta entonces, seguirá siendo parte del mobiliario, como el perchero de la entrada o el cartel de “Silencio, por favor” que nadie respeta. Porque hay objetos que no solo cumplen su función: también nos recuerdan que la durabilidad es una forma de respeto al medio ambiente. Y esta plastificadora, sin duda, se ha ganado también el suyo.
Resumen técnico:
Marca: Ibico
Modelo: ML-9
Año de fabricación: noviembre de 1996
Dimensiones: 34,925 cm x 20,32 cm x 9.525 cm
Peso: 2,72 kilogramos
País de fabricación: República de Corea
Voltaje: 220V – 240V
Frecuencia: 50 Hz
Amperaje: 1,60 A